lunes, septiembre 25, 2006

La luna reversible - Elementos de álgebra lineal

Balada para un loco

El loco está en el pasto.
El loco está en el pasto.
Recordando juegos, y guirnaldas de margaritas y risas.
Habrá que mantener a los locos a raya.
El loco está en el hall.
Los locos están en el hall.
El diario tiene la portada contra el piso
y todos los días, el pibe de los diarios trae más.
Y si la represa se rompe mucho tiempo antes de lo que corresponde,
y si no hay un cuarto allá sobre la montaña,
y si tu cabeza también explota en negros presagios,
te veo en el lado oscuro de la luna.

El loco está en mi cabeza.
El loco está en mi cabeza.
Levantás la hoja, hacés el cambio,
te ocupás de mí hasta que esté cuerdo de nuevo.

Cerrás la puerta,
tirás la llave a la mierda.
Hay alguien en mi cabeza, pero no soy yo.
Y si las nubes te rompen los oídos con truenos...
gritás y parece que nadie escucha.
Y si la banda donde estás empieza a tocar otras notas,
te veo en el lado oscuro de la luna.


Brain damage

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!... Pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...

(Cantado)

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!...
el loco berretín que tengo para vos:

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!

(Recitado)

Salgamos a volar, querida mía;
subite a mi ilusión super-sport,
y vamos a correr por las cornisas
¡con una golondrina en el motor!

De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!",
los locos que inventaron el Amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.

Nos sale a saludar la gente linda...
Y loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!:
provoco campanarios con la risa,
y al fin, te miro, y canto a media voz:

(Cantado)

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!

(Gritado)

¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Loca ella y loco yo...
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos!
¡Loca ella y loco yo!


Alexis Dovganj

martes, septiembre 19, 2006

(...)
tengo miedo de que un dia ya no quiera
bailar conmigo nunca mas.

(Pedro Guerra)

martes, septiembre 12, 2006

Precursores del Renacimiento

-¡Mami! ¡Mami! - dice Alexis - ¡La parra brotó, y está llena de hojitas brillantes y claritas, y cargada de florcitas blancas de polvo!

Mamá escucha desde la cocina, y con el corazón súbitamente arrugado de alegría se olvida de que Alexis había hecho quién recuerda qué insolencia o cuál desobediencia; y va rápido su pieza, se tiende en el cubrecama verde de su cama de una plaza y llora llanto dulce por su hijito querido.
Alexis sigue en el patio acariciando las yemitas peludas y los racimos frágiles, y las otras hojitas, las que parecen lechuguitas moradas y le recuerdan otras cosas también hermosas.
Dice Alexis:

-Mamá no me contesta nada porque no le importan unas brotes o una primavera celeste y verde. La verdad es que siempre está enojada conmigo.

Y se sienta en el cantero a rayar el polvo con un palito.

lunes, septiembre 11, 2006

Catorce métodos hilarantes para eliminar a Taylor

La trasposición de los cánones

El bar es una pecera gigantesca. Las paredes son un ventanal continuo, desde el techo hasta el suelo. Las personas con sensibilidad artística no reparan en que el vidrio está sucio; para todo el que se aventura con frecuencia en la poesía, el bar tiene una impronta de maqueta de gente y mesitas cuadradas, de tazas mágicamente diminutas. Adentro está Taylor hablando con sus amigos. Cuenta una anécdota de muchos ademanes bien altos. Apenas hace un chiste escruta las caras de todos para pesar las risas. Cuánto detestamos a Taylor, qué repugnancia tan sin nombre nos llena cuando lo vemos ¿eh?
Una fórmula de blanda matemática dice que es necesaria cierta cantidad de globos de helio para elevar una escopeta y perderla en el cielo. Vamos entonces, busque esos globos y átelos a esa escopeta. A matar a Taylor diga que va. Acérquese, no piense en nada, bese el vidrio con el cañón, tac, dispare desde afuera contra la mesa, a la cabeza de Taylor, mire arriba, busque un espacio despejado de ramas y suelte el arma. Qué ruidoso mamarracho, que violencia más impune; qué huir tan manso, que hermosos son los colores de los globos que ha elegido. Márchese silbando algo bonito. Ha comenzado otra primavera de bandoneones filosos.

sábado, septiembre 09, 2006

Los años de la semana ( cuento con punto atrás)

Entonces parecía que no pasaba nada, de nada, che. ¿Qué me trajiste hoy? Nada te traje; quise elegir entre muchas cosas que había en mi baúl, después anduve por el centro buscando. Y al final pasó que tuve miedo, ¿viste?; y cuando por fin encontré una cosa que me gustó, la quise para mí, y dije qué egoísta, y ahí nomás pasó que la tiré en un tacho con mucho insulto y mucha escupida, y la arruiné para mí también, y la arruiné para todos. Ahora ya no sirve más y... y qué pena... ¿ Y mañana? Máñana capaz que, capaz que tampoco, o sí, no sé. No, tampoco. Mirá, no sé.

Otro día hubo un día, por fin hubo un día. Estaba lleno de todo el tiempo. ¿Entonces? Entonces yo supe que ya era tarde para cualquier cosa, y que las flores de azahar no habían sido para mí, ni para vos; que las flores habían sido para los dos. ¡Qué lindo! No, che, ese día era el último y ya no había más tiempo para ponerle a otros días y ni un solo día para un poco más de tiempo.