viernes, marzo 31, 2006

Instrucciones para confeccionar una réplica a escala del sarcófago de Raffaello Sanzio de Urbino

Enamórese. Ame, ame mucho, desengáñese. Mientras llora su desventura, procúrese tres listones de madera balsa de mediano calibre, hojillas cortantes, trozos de tela, pinceles, enduído plástico, arena fina, cemento de contacto, cerámica, pinturas acrílicas, tijeras, una lámina delgada de vidrio, varillas prismáticas de pino, sellador de siliconas, yeso, lijas de grano sutil, cianocrilato, papel vegetal, pigmento negro, barniz poliuretánico, vellones de lana de acero y un trozo de cuerina afelpada por un lado.
Recuerde a su amor, llórelo. ¡Llórelo más, hombre!... Reúna por último todos los materiales citados en una excepcional réplica del sarcófago, que se halla en el Panteón de Roma y presenta un epitafio muy hermoso.

sábado, marzo 25, 2006

- Pada pdender el cigadilho.
- ¿Qué cigarrillo?
- El que me compdé recién. Dale. Adudame a buscadgo.
- No. Mejor vamos al espejo, Juan Carlos.
- ¡Qué epejo ni qué miedda! ¡Dade, adudame!
- Qué tipo cuadrado sos, Juan Carlos. No me dejás decírtelo con ingenio. Tenés el encendedor en la boca, pelotudo.

Sangre

Prolijo, implacable, hermoso, el tango lastima el humo en el aire; afuera hay una estrella cerca de la luna, como un lunar junto a la boca del cielo oscuro. Más tarde todo está poblado de nubes rojas y las estatuas en la fuente de la plaza despiertan por fin y hablan de un marzo hermoso, como no hubo otro. El varón se regocija: bien conoce a las estatuas, y las ama silencioso, sentado en la piedra fría del borde de la fuente, y llora al ver que hablan y le cuentan de la lluvia, de los soles en primavera, de las moras más dulces en las ramas cimeras de los árboles, de las flores rojas y duras que los soles no lastiman.
- Herido de muerte estoy, estatuas amigas. Mi sangre riega la plaza y da el verde a la hierba, hace dulces las moras y pone el pulso en vuestros pechos de bronce y la luz en vuestros ojos que todo lo ven hermoso. ¡Ay de mí, pronto he de morir! Desearía quedarme para siempre en vuestra compañía, pero es mi sangre oscura que se derrama en el suelo la que os ha dado la vida y ha hecho a mi plaza de Alberdi la más hermosa de todas. ¡Cómo desearía estar aquí eternamente con la brisa buena del río, arrullado por las luces; cómo desearía verter sin fin mi sangre a vuestros pies y compartir con vosotras el aliento húmedo y tibio que se me escapa y no ha de volver...!

El varón se recostó de espaldas en la hierba, posó la cabeza en una piedra y suspiró larga amargura. Pronto estuvieron las estatuas de rodillas junto a él; y Afrodita, maternal, le acariciaba la cabeza y la barba con la mano, y todas lo miraban conmovidas, llorando en abundancia la sangre que les daba la vida; y de tal modo la vertieron que pronto volvieron a helarse por la noche, y allí quedaron rígidas otra vez, rodeándolo. El varón lloró lágrimas saladas y pronto cerró para siempre los ojos. No ha muerto: duerme en el lecho de sus sueños.

jueves, marzo 09, 2006

Pandora y Epimeteo

Cuando Epimeteo se apartó de su lado para lavarse, Pandora asió el vaso y lo acercó a la llama. Pronto la cera de la comisura se derritió y cayó sobre el fuego, manchándole las ropas y besándole las manos que por primera vez le dolieron. Al no poder ya sostener el vaso caliente y pesado, la mujer lo dejó caer. El barro se quebró en muchos pedazos y todos los males salieron furiosos de su encierro, contaminando ese hogar y todos los demás, sin que faltara ninguno.
Pandora gritó estremecida, se rompió los vestidos y se quitó las flores de las Horas, ahora marchitas, y todos los adornos de Atenea.
Horrible bramaba el furor de la desgracia. Aturdido, Apolo en el cielo volvió su espalda reluciente a la tierra y nunca más volteó para verla de frente. Disparó sus rayos más afilados contra los hombres y ellos tampoco pudieron mirarlo con los ojos ni mostrarle desnudez sin quemarse la piel y envejecer.
- Desdichada y maldita soy, - sollozó Pandora - todos los males puso en el mundo mi curiosidad insolente; pero soy hecha de todos los dioses y en mi juicio hay una astucia capaz de redimir a los hombres y evitar que mueran para siempre.
Y luego de decir esto escondió los despojos del jarro entre las brasas y usurpó otro que oscureció con el humo hasta confundirlo con el de Zeus. Tomó la tapa y la puso sobre la boca sosteniéndola con las dos manos. Pronto vino con ella Epimeteo, que estaba desnudo y así hablaba:
- ¡Mala mujer! ¿Qué has hecho? Por tu culpa el sol ha puesto sus gotas salinas en mi frente y la mucha luz en mis ojos para que no pueda verlo. Por tu culpa desde hoy lloraremos y nos dolerá el hambre como duelen las guerras que enfrentan a justos y envidiosos en un mismo campo. Dime, ¡traidora!, ¿qué hay todavía en el fondo del ánfora?, ¿qué guardas tan celosa ahí adentro?
Pandora se llevó la caja vacía contra la cara y llorando la besó.
- En el fondo del vaso – mintió – está la Esperanza. Ayúdame a encerrarla otra vez con la cera para que nunca se aparte de nuestro lado.

Mitología

Yo tenía un blog, cruz tallada en el cedro, exquisito, pesado.
Yo tenía un blog de antología.
Tan lloroso, hermoso, de noche con la luna soñando sobre el mar. Yo tenía un blog.