martes, junio 27, 2006

En medio del asunto

(...)
- Encontré al Mesías una tarde de abril en cualquier espejo
- Nos contaba P.-. Él se ocupaba ganoso de hallar algo. Le pregunté qué era aquello y me contestó solemne que buscaba cierto elemento que le llenaría el pecho. Dijo haber probado con espuma de goma, con madera, con bollos de papel; con ciencia, con amor, con verdad y con ilusiones, sin haber triunfado más que provisoriamente. Intenté convencerlo de que trepara a mi pecho y se cobijara dentro. Pero él repetía todos mis movimientos en el sentido opuesto. Se alejaba de mí tanto como yo me acercaba a él. Pronto advertí que éramos una misma cosa sutilmente dividida. Nuestro anhelo era idéntico. Nada podía ofrecerle yo para satisfacerlo, ni él me obsequiaría eso que deseaba obtener para dar paz a su alma.
Le di la espalda más tarde, pero nunca pude abandonar su compañía. Como yo, él continúa buscando. Puedo verlo a menudo en los espejos. Él también se ha dejado la barba.
Nada conseguí del Mesías para llenarme. Me supe incluso más vacío al saber que éramos uno.
Hay, sin embargo, algunas cosas más que Mesías, amores y verdades en el mundo.(...)

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